Ensayo: "El Matemático Impertinente"
de Piergiorgio Odifreddi
"Considero la impertinencia
como un buen modo, y a veces único, de afrontar los problemas de manera
pertinente"
Impertinente, en el
sentido
literal, significa "aquel que no pertenece". Por ejemplo a un partido
político , y, no perteneciendo, suscita a veces resentimientos
e irritaciones de aquellos que perteneciendo, lo toman como arrogante o
insolente. El "Matemático Impertinente" es una especie de éste
género, caracterizado por el hecho de "no pertenecer" y no porque no
analiza con detalle las cosas sino que analiza las mismas con la más
pura
racionalidad existente, es decir: con la mentalidad de un matemático.
comentarios de : johnny ll. Curi, um amigo e fisico teorico/experimental da UNI-PE
UNA HISTORIA
EXPLOSIVA
Una resolución del congreso de los Estados Unidos de América,
datada el 19 de octubre de 1984, establece: "Es de considerarse acto de
terrorismo cualquier actividad que: a) implique una acción violenta o peligrosa
para la vida humana, que constituiría un crimen si es cometida en el interior
de los Estados Unidos, b) sea dirigida para atemorizar a la población civil con
el uso de la fuerza, o influenciar en
modo coercitivo la política de un gobierno". Según esta definición,
entonces los más feroces actos de terrorismo de la historia de la humanidad han
sido perpetuados por el mismo Estados Unidos, con la más potente arma de
destrucción de masa jamás hasta hoy construida, el 6 y 9 de agosto en Japón.
Y es lógico, si la matemática no es una opinión, la relación
entre las trescientos mil muertes causadas por las dos bombas atómicas
estadounidenses a Hiroshima y a Nagasaki, y los tres mil de los dos atentados
aéreos de Al Qaeda a las torres gemelas de New York, es de ciento a uno; el que
atribuiría un sabor orwelliano (de Oliver Cronwell) a la cruzada contra el
terrorismo y las armas de destrucción de masa emprendida por Bush. Una cruzada
que, a propósito de población civil, causó sólo en Iraq, desde el 20 de marzo
del 2003 al 30 de enero del 2005, osea, desde la invasión del gobierno
estadounidense, la cantidad entre 16,000 y 18,000 muertos (ver el sito: www.iraqbodycount.net).
Por lo que se sabe, los Estados Unidos nunca más han usado armas
nucleares después del final de la segunda guerra mundial, pero en los sesenta
años del periodo post-bélico la diferencia de agresividad entre armamentos
convencionales y atómicos ha enormemente disminuido, que casi parecen iguales.
Lo demuestra, por ejemplo, la síndrome del Golfo aparecida en la guerra de
1991, que ha golpeado a los civiles y militares iraquenos , causando
intoxicaciones, cancer, leucemia, y a su prole malformaciones genéticas
similares a aquellas manifestadas en Hiroshima y Nagasaki: niños sin rostro,
órganos anormales, etc.
En parte la síndrome
es causada por los efectos del uranio
empobrecido, usado en enormes cantidades en las guerras del último
decenio
(1995 - 2005): no solo en Irak (de 300 a 900 toneladas), sino también en
Somalia, Bosnia, Kosovo y Afganistan. Los tanques abatidos por éstos
proyectiles, en vez de ser simplemente perforados, son a menudo
practicamente
fundidos, y permanecen radiactivos. Ya que ha sido siempre impedido a
los
observadores de tomar muestras para analizar este hecho, se puede
facilmente
imaginar que debajo existe algún secreto militar. Por otro lado Bush
autorizó el desarrollo de minibombas atómicas, probablemente activadas
mediante rayos superlaser o de
compresiones magnéticas.
Ha ya pasado mucho tiempo desde cuando los científicos aliados
se reunieron en Los Alamos, en el desierto de Nuevo México para parir la primera bomba atómica de la historia, bajo el comando del general
Leslie Richard Groves y la dirección del físico Robert Oppenheimer (el mismo
que con Born realizó la aproximación de Born-Oppenheimer para resolver la ecuación
de Schrodinger). Pero es raro encontrar testigos oculares del episodio que hizo
conocer "el pecado a los físicos" y "el esplendor de miles soles
del átomo", frases históricas dichas por el mismo Oppenheimer.
En una apasionante investigación
periodística, Stefania Maurizi ha logrado encontrar a diez extravagantes
testigos oculares (aleados, nazistas, estalinistas, espías, mujeres, etc),
algunos de los cuales son ya centenarios, y los ha intervistado y publicado en
" Una Bomba, Diez Historias" (editorial: Bruno Mondadori, 2004): una
serie de historias en primera persona , que agregan particulares siempre
interesantes, a menudo significativas, y a veces incluso inéditas para la
percepción de un acontecimiento que, evidentemente, no está todavía toda narrada.
Por ejemplo, en el libro
"Copenaghen" de Michael Frayn se narra el encuentro en 1941, en plena
ocupación nazista de Dinamarca, entre dos grandes físicos, el danés Neils Bohr y el alemán Werner
Heisenberg. Después de la guerra Heisenberg declaró que en este encuentro dijo
que él ni sus colegas habrían construido la bomba, mientras Bohr dijo que
recordaba que Heisenberg había dicho lo contrario.
(continuara....)
segue comentario de J. ll. curi:
El episodio es crucial para la justificación moral de la empresa
preventiva de Los Alamos, sobretodo defrente a los avergonzantes hechos
históricos , bastante similar a aquello ocurrido en Irak: osea que los
"malvados alemanes" no habían tenido nunca el arma de destrucción de
masa, mientras los "buenos estadounidenses" no solo la tenían sino también la usaron.
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